Ser Artista con Discapacidad en Tiempos de Coronavirus
Cuando llegó el covid 19 nadie se imaginaba que iba vivir como en una película de terror. Muchos imaginamos que iba a ser rápido y pasajero, pero terminó siendo una compañía constante “corona por aquí, corona por allá”… Nos enseñó a hacer las cosas de diferentes maneras; a continuación, exponemos las impresiones producto de las diversas experiencias de los jóvenes de nuestra institución:
“Aprendí a lavar los platos, tender la cama y lavar los calzones.”
“Aprendí a abrir cuentas en las diferentes aplicaciones. Aprendí a cocinar”
“Estuve haciendo muchos dibujos y muchas manualidades… ahhh… y mucho arroz”
“Monte un nuevo negocio con mi mamá de los asados”
“Yo aprendí a hacer las cartas de amor, y a tomar cervecita”
“Aprendí que puedo recibir más cantaleta de la que imaginaba”
“Aprendí a compartir más en familia”
“Aprendí a ser un chef y hacer comida”
“Aprendí a dibujar y pintar mandalas. Y a dar la comida a los gatos”
“Aprendí que debo ser más responsable con los cosos”
“Aprendí a llorar… En este momento lloro, porque quiero vivir con mi papa.. se me revuelven los sentimientos”
“Yo aprendí con el covid 19 a vivir… Aprendí nuevas normas para estar con la gente, estar al lado de mis seres queridos”
“Yo aprendí a cuidar a mi familia y a mis sobrinos”
“Aprendí a lavarme bien las manos y a usar el tapabocas… A entender esta nueva realidad y esta nueva manera de relacionarnos. Cuidándonos, cuidando”.
El coronavirus nos “revolvió los sentimientos” , pero menos mal somos artistas y sabemos otras maneras de expresar lo que sentimos, mediante los lenguajes que nos lo permiten “música, danza, pintura… notas y colores”. Pero ser artista en medio de la virtualidad con nuestros súper poderes de personas con discapacidad, trajo los siguientes retos y aciertos:
“Pues, uno se siente raro, observado.. A ver como lo está haciendo, si bien o mal. A veces otros decidieron por mí. Me sentí observada, rara”
“Un tiempo de mucha debilidad pero también de mucha fortaleza”
“A mi por ejemplo, lo virtual me encanta, asi pude estar con todos mis amigos, pero lo mejor es acá, presencial para poderme tomar el tinto”
“Me siento muy bien, pero a veces un poquito triste y aburrido”
“Lo bueno de las clases virtuales es que podía ir a clase sin bañarme”
“Yo también”
“Yo soy muy feliz de volver a Artesas, y yo soy muy triste porque mi papá no me deja pasear”
“Ya somos artistas virtuales… Y nos damos cuenta que en este momento estamos muy tristes. Ya vendrá el tiempo de estar juntos y será maravilloso”
“Mirá, vé, a mi me gusta salir también. No importa que hay la pandemia, podemos caminar en ciclovía con la novia y la familia, y estar en santa marta, afuera”
Y aquí seguimos, en medio de esta incierta caravana de la vida, viendo pasar ante nuestros ojos, los despliegues más fastuosos y fascinantes de las diferentes riquezas humanas y también, necesariamente, de sus desventuras y desgracias en volúmenes y magnitudes semejantes. Nosotros, los actores y espectadores de esta monumental obra de teatro, como decía Shakespeare hace algunos siglos, nos sabemos perplejos y expectantes, por lo que aguarda a la vuelta de la esquina de los tiempos.